4 jun 2011

Tengo un plan B


Mientras removía con energía la cucharilla del café con leche, observaba con atención la actividad a esas horas de la mañana en “Johnny Foxes”. Era martes y una fina lluvia se había instalado en Inverness.

 John Foxes, regentaba el pub desde hacía años, junto con su hermano Robert. Ambos son unos incondicionales del Inverness CT. John servía en las mesas, mientras Robert desde la barra mantenía una amena conversación con Mr. Brown y Mr. Lock, unos jubilados habituales al “Foxes”. Con el “Herald Scotland” abierto en la sección de deportes, se hacían eco de la noticia que me estaba atormentando desde la noche anterior.


La llamada fue a eso de las 21:30. George Fraser, el presidente del Inverness CT al otro lado de la línea:

Mr.Fraser
 
Yo (Y): Buenas noches Mr. Fraser.

Mr. Fraser (F): Hola chaval, ¿te va bien que hablemos un rato?

Y: Por supuesto – mientras pulsaba el botón mute del mando a distancia de la tele.

F: Verás mañana se publicará una noticia en los diarios nacionales y quiero que estés preparado. Soy consciente que has hecho una gran campaña al frente del equipo con la histórica clasificación para la Europa League, pero la realidad es…

Y: ¿Es? – me veía haciendo las maletas y volviendo para Barcelona.

F: El club arrastra una gran deuda económica y necesitamos un plan urgente, si no, es posible que nos intervengan administrativamente y nos desciendan dos categorías. En ese caso comprenderás que no podríamos mantener la estructura actual del club y deberíamos prescindir de tus servicios.

Y: Entiendo, pero yo no entiendo de números y ¡no veo como puedo ayudarle! – mi tono sonó desesperante.

F: Jajajaja! – Yo no lo veía la gracia – ¡Claro que puedes ayudar! Tengo un plan B que podría funcionar, pero mejor quedamos mañana y te lo cuento con detalle.
Y: Eh… ¡vale! ¿En las oficinas del club?

F: No. Eso generaría más carnaza para la prensa. Te quiero mañana a las 9 en punto en mi casa de fin de semana.

Y: Ok. Aunque hay un problema. No sé dónde éstá su casa.

F: Mi chofer pasará a buscarlo a las 8:00 por su apartamento.

El “Foxes” estaba enfrente de mi apartamento y desde mi mesa podría controlar la llegada del coche que vendría a recogerme. No obstante, temía que alguien en el bar me comentase algo relacionado con la noticia, así que decidí salir fuera a esperar. Justo cuando estaba pagando, Robert me hizo el comentario. 

R: ¿Vas al club?

Y: ¿Por?

R: Por la noticia. ¡No me dirás que no estás al corriente!

Y: Sí. Lo estoy.

R: Pues tendrás que saber que va a pasar contigo, ¿no?

Y: Robert, estoy bien. Gracias.

R: Ya, pero no pueden echarte. ¡Tú nos has llevado a Europa!

Y: El cambio Robert – dije con tono impaciente.

R: Sí, pero… 

J: ¡Ya basta Robert! – intervino John.

Y: Gracias John – dije mientras cogía el cambio y me dirigía a la puerta esquivando a Mr. Brown y Mr. Lock.

Al salir del “Foxes” noté el cambio de temperatura y la fina lluvia me recordó que no había cogido el paraguas. Miré el reloj. Las 7:55. Subiré al apartamento y cogeré un paraguas, antes de que venga el coche.
Con el paraguas en la mano, mientras bajaba la escalera en dirección a la puerta principal del edificio, me sonó el teléfono. Era el chofer de Mr. Fraser que ya esperaba en la puerta.

Atravesamos la ciudad con relativa facilidad y llegamos a la residencia de fin de semana de Mr. Fraser. Llamaba la atención el jardín principal, no por su tamaño, si no por la cantidad de flores diferentes que se podían observar. El chófer, me acompañó hasta la puerta y luego se fue. Pulsé el timbre y una señorita con rasgos orientales, me abrió la puerta y me invitó a pasar.

La "casita" del Presi
Esperé en una sala diáfana con una enorme librería. Un escritorio justo delante de ésta, un antiguo sofá y dos butacones indicaban que esta debería ser la sala de lectura de la familia Fraser. Tuve curiosidad por saber qué tipo de lectura podría interesarle al presidente, así que me acerqué a curiosear la librería. 
Había libros de economía y finanzas, alguno de marketing, pero los que más destacaban eran las novelas históricas y de fantasía. De algunos libros tenía varias ediciones, como “The Lord of the Rings” o “The Pillars of the Earth”. Me hizo gracia encontrar dos libros de Julia Navarro y en castellano. Sabía que Mr. Fraser conocía un poquito mi lengua, pero ¿tanto como para leer un libro de Julia Navarro?

Seguía absortó en mis pensamientos, cuando la voz de Mr. Fraser me sobresaltó.

F: No busqué manuales tácticos de fútbol, porque no encontrará.

Y: Eh… esto… no, perdone. Sólo estaba echando un vistazo. 

F: ¿Y qué le parece?

Y: A decir verdad, me sorprende que a un hombre como usted le gusten los libros de fantasía. 

F: O su inglés no es muy fluido o yo no he entendido el concepto “un hombre como usted”…

Y: Bueno, verá yo quería decir – balbuceé mientras notaba como el rojo me subía por las mejillas.

F: Jajajaja! ¡Es una broma! Por favor siéntese, y vayamos al asunto que nos ocupa.

La reunión se alargó hasta el mediodía. El presidente me explicó que la situación era crítica. El club debía liquidar una deuda de 2 millones de euros. Además el gasto total de los salarios de toda la estructura deportiva no podía sobrepasar los 2 millones de euros y actualmente estaba en 2,4. Resumiendo, o conseguíamos 2,4 millones de euros o nos intervendrían administrativamente, enviando al club a tercera división.

Actualmente el club generaba ingresos con los abonos anuales, las entradas, y el merchandising. Pero sobre todo, con el patrocinio. Fue la primera vía que se intentó trabajar. Según me expuso el presidente, intentó solicitar un préstamo en concepto de patrocinio por los próximos años a nuestro patrocinador principal, pero la respuesta fue negativa.

Las líneas de crédito también estaban agotadas con la última remodelación de la escuela de formación de jóvenes talentos, construida hace dos temporadas.

Con este desolador panorama, el único plan viable era vender jugadores. De ahí mi importancia en todo este asunto. Como habíamos sido el club revelación la temporada pasada, muchos de nuestros jugadores habían subido su caché como futbolistas y podíamos venderlos a buen precio.

La parte negativa era que me desmontaban el equipo. Estaba claro que las figuras del equipo eran los jugadores más atractivos para una posible venta. Todo el trabajo de dos temporadas, acoplando una serie de jugadores a un sistema y creando grupo, podía irse al traste.
Mr. Fraser fue directo al grano y me dio una lista de jugadores que él consideraba que debían ser transferibles. 

F: Barry Bannan, Shinnie Graeme, Karel Pitak, Adam Rooney y Lars Hirschfeld podrían venderse hoy mismo – cinco jugadores de mi once tipo, pensé yo - Además, debes deshacerte de otros jugadores que tienen una ficha muy alta, como Eidur Gudjohnsen, Jasar Takak, Dawda Leigh o Pascal Chimboda – vale , pues acabará jugando mi tía del pueblo, pensé ofuscado.

Y: ¿Quiere que yo también me vaya? – le dije en tono desafiante.

F: No. Quiero que te quedes, que gestiones estas bajas y que recompongas el equipo.

Y: Pero, ¿cómo?

F: Ese es tu trabajo chico, y seguro que lo harás muy bien. Confío en ti. – Dijo,  mientras se levantaba y me extendía la mano a modo de trato - ¿aceptas el reto?

Tenía que sacar algo positivo de todo esto.

Y: Me quedo uno.

F: ¿Qué?

Y: De la lista de los cinco cracks, me quedo uno. Ese no se vende.

F: Pero si ya he movido ficha con sus representantes. ¿Cuál sería?

Y: Adam Rooney.

F: Rooney? ¡Ni hablar! El Celtic está interesado en él. Por qué Rooney?

Y: Es el jugador franquicia del equipo, tiene proyección y si las lesiones le respetan, pueden llevarnos a lo más alto.

F: De acuerdo, con la condición de conseguir la cifra indicada con los otros traspasos. Móntatelo como quieras, pero necesitamos 2,4 millones de euros, antes de que empiece la temporada.

Ahora sí, apretón de manos y pacto de caballeros. 

El mismo chofer me llevó de vuelta al apartamento. Comí un plato precocinado y llamé a todos los miembros de mi cuerpo técnico. Esa tarde teníamos entreno, pero debíamos vernos antes. Les explicaría la situación y empezaríamos a trabajar para intentar salvar al club.

Bajas 2012/2013. Objetivo Cumplido.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso si que es "vivir" la experiencia real de ser un Football Manager, muy buena ;) (pero cuidado con los millones que vayas a gastar :roll: )

GredXII dijo...

Ya estamos de nuevo con el open ID dando problemas, lo siento u.u

Raúl Factory dijo...

Es lo que tiene este juego. La intensidad es inmensa. Es el único juego que juego todo el año. Si crees que sabes algo de fútbol, es un reto mayúsculo. Sólo para entrenadores frustrados como yo... ;P

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