24 may 2011

Quiero revancha, cobaaaaaarddeeeeee!!

En la vida, toda nueva experiencia, genera una curva de aprendizaje. El sistema de prueba y error, sirve hasta para los animales no racionales. El ser humano, racional en su mayoría, desarrolla patrones de conducta en función de la experiencia adquirida en el sistema de prueba y error.
Si esto lo trasladamos a cualquier videojuego, lo aplicamos cada vez que nos enfrentamos a un nuevo reto. Esa curva de aprendizaje, en principio, la marcan los programadores del juego pero puede variar en función de la persona que juega. Estas experiencias nos sirven para, de alguna forma, especializarnos en alguna tipología de juego en concreto (o eso creemos).
Evidentemente suman otros factores, como por ejemplo, que el género en concreto sea de tu agrado, también ayuda a especializarte. No todo el mundo se siente especializado por un tipo de juego. Hay gente que su diversión pasa por jugar a todos los que pueda, sin importar demasiado la temática. Es otra forma de ocio que no va conmigo.
En el deporte, grandes figuras de la actualidad, siempre llevan esa coletilla de “entrena mucho,  pero también es un superdotado para tal deporte” o “su talento es de nacimiento”. Deportistas de élite como Leo Messi o Cristiano Ronaldo en fútbol, Rafa Nadal en tenis o Pau Gasol en baloncesto, son conocidos por su dedicación y trabajo, pero sobre todo, por su talento natural.



Volviendo a los videojuegos, dónde al inicio os comentaba que con prueba y error se adquiere la experiencia suficiente para ir avanzando, creo que hay que añadir ese “talento natural”. Sí, yo también he pensado que es absurdo, porque si juego más horas que tú cada día, acabaré desarrollando los mecanismos suficientes para batirte en el juego de turno. Pero, ¿no creéis que hay gente, con más o menos interés por los videojuegos, que tiene cierta habilidad innata?
El 6 de enero de 1993, mis padres se enrollaron y nos regalaron una Super Nintendo, con Super Mario World y Street Fighter II. Para poneros en situación, somos tres hermanos varones, dónde el mayor le lleva 6 años al mediano y éste 6 años al pequeño. De esta forma, en aquella época las edades eran 21 (aka Tanis), 15 (yo) y 9 (aka Lyriq). Obviamente la consola era más para Tanis y para mí, ya que machacamos a nuestros padres todo el año con el regalo de la “maquinita”.
Aunque más tarde jugamos a Super Mario World, la niña de nuestros ojos era SFII, ya que nos habíamos dejado muchas pagas semanales en la recreativa. Ahora podíamos jugar una y otra vez, cambiando personajes, probando todas las combinaciones de golpes, etc. El que más y el que menos, tiene su personaje favorito en SFII. Tanis solía llevar a Blanka y se le daba muy bien los ataques en forma de bola y el golpe con voltereta hacia atrás. Yo empecé con Ryu, pero finalmente me especialicé en Chun-Li, por la rapidez de sus movimientos. A Lyriq, le dejábamos jugar con nosotros, pero le “dábamos cuartelillo”. Un día, le dio por coger a Guile y me hizo un “perfect”. Pensé que había tenido suerte. Apreté un poco y conseguí ganar el combate. Creo que fue el último combate que le gané en SFII. No hace falta que os diga que fue el primero en acabarse el juego con todos los personajes y en nivel nueve. Parecía que al niño se le daba bien el SFII. Pero lo mejor es que cuando me puse con Super Mario World, él ya se lo había acabado descubriendo todos los mundos posibles, y tengo que reconocer, que si no fuese por su ayuda, nunca me lo hubiese acabado. Pues bien, parece que al niño también se le dan bien las plataformas.
Pasó algún tiempo y la situación se repetía con otros juegos. Pero yo tenía mi coto privado. Los juegos de fútbol. En casa sólo Tanis me hacía sombra. Ya en 1995, nos compramos FIFA 95. Nuevamente volví a dominar los partidos y casi siempre ganaba. Por su parte Lyriq siempre pasaba de los juegos de fútbol, centrándose en el plataformas de turno.
Un buen día, decidió retarme al FIFA. Como buen hermano mayor que soy, fui condescendiente y escogí una de las selecciones más flojas, Japón. Él Brasil. Se adelantó en el marcador y mi sorpresa fue que sólo conseguí empatar. Esto no podía quedar así. Otro partido, pero yo ahora con Inglaterra y el repitió con Brasil. Me ganó 3-1. La tragedia fue tal, que acabando el partido, él, sabiendo que me había destronado de mi coto privado, dejó el mando y salió corriendo por el pasillo buscando la protección de mis padres, mientras yo me ahogaba en un grito impotente “Quiero revancha, cobaaaaaarddeeeeee!!”.


Ha llovido mucho desde entonces, y desde aquel día asumí que a mi hermano pequeño se le dan muy bien los videojuegos independientemente del genero o si ha jugado mucho o poco. Es algo extraño de explicar, pero es una realidad. Su mente analiza las situaciones de una forma diferente a la mía y normalmente, en casi todos los juegos que compartimos, va un paso por delante. Creo que tiene un talento natural, aunque la revancha sigue pendiente…

3 comentarios:

Tanis dijo...

Que recuerdos!

A mi también me sorprendió cuando me ganó al ProEvolution y yo dándolo todo.

Y porque no juegas al WoW con nosotros...

Laocoont dijo...

A parte de tener más razón que un santo y demostrar una y otra vez que el ser humano no es tan "inteligente" como nos quieren hacer ver. Este blog cada vez me recuerda mis inicios en esto de la bloggesfera, por el estilo y la temática.

Me encanta!!

Raúl Factory dijo...

Laocoont,

Te agradezco el comentario. Tengo que reconecer que para mi, tu blog es uno de mis "must read" y creo que tu narrativa es de un nivel muy alto.

Nos vemos!

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